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viernes, junio 23, 2006


Aquí nunca llegó el cielo.
Prometimos agua
y vendimos humo
para pagar las deudas
del amparo negro
que nos dio la noche.

La música que suena
en el zaguán aquel
donde la abuela virgen
perdió el crucifijo,
es la misma que en la cabeza
repica para dejar entrar
al monstruo que alguna vez fuimos
y como todo,
nunca dejaremos de ser.

El agua que brota
del piso del baño
y el frío que ausente
se hace sentir.
Grieta que se abre
y pide en sollozos,
un amigo, un abrazo,
un algo inmaculado
a la altura del cielo
que nunca vimos.

Delante,
van los dueños del tablero.
Y por detrás,
en una extraña fila india
un millón de pies
golpean el piso
como un tambor que repica
disonante.

El ejército de uno solo
avanza, pidiendo a ese cielo que desconoce,
una victoria
en la batalla perdida.


2 Comments:

Blogger Clarita said...

Es precioso,de verdad.Además una vez estuve en un sitio así.Que recuerdos....

24 junio, 2006 22:19  
Blogger Africanoaf said...

Muchas veces el lugar es ese, talvez cuando estamos mas despiertos o en el sueño mas profundo..., lo que se es que es un extremo.
Gracis!

25 junio, 2006 12:06  

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